Conmoción en Texas: el rapero Tay-K es sentenciado a 80 años de prisión por el asesinato del fotógrafo Mark Saldivar

En un caso que ha sacudido tanto a la comunidad musical como a la opinión pública de Estados Unidos y América Latina, el rapero Taymor McIntyre, conocido artísticamente como Tay-K, fue condenado este martes a 80 años de prisión por el asesinato del fotógrafo Mark Anthony Saldivar, ocurrido en 2017 en San Antonio, Texas.

Un juicio mediático y una sentencia ejemplar

La sentencia fue dictada por un jurado del condado de Bexar tras encontrar a McIntyre culpable del cargo de asesinato, aunque fue absuelto de asesinato capital, lo que le permitió evitar la cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional. El veredicto se basó en los hechos ocurridos en abril de 2017, cuando Saldivar, de 23 años, fue invitado por Tay-K y sus acompañantes a una supuesta sesión fotográfica. Sin embargo, la reunión terminó en un asalto y, tras un forcejeo, Saldivar recibió un disparo mortal fuera de un restaurante Chick-fil-A.

La fiscalía presentó como testigo clave a Joanna Reyes, exnovia de McIntyre y conductora del vehículo implicado, quien relató cómo Saldivar intentó recuperar sus pertenencias antes de ser baleado. La defensa, por su parte, intentó desacreditar los testimonios y la calidad de las pruebas de video, argumentando que no existía certeza absoluta sobre la responsabilidad directa de Tay-K.

Un historial delictivo y una carrera marcada por la controversia

La figura de Tay-K ya era conocida por la justicia texana. En 2019, fue condenado a 55 años de prisión por el asesinato de Ethan Walker durante un robo en 2016, cuando el rapero tenía solo 16 años. La notoriedad de McIntyre creció cuando, mientras huía de la justicia, lanzó la canción “The Race”, cuyo videoclip lo mostraba junto a su propio cartel de “se busca” y que alcanzó más de 250 millones de vistas en YouTube. Su caso se convirtió en símbolo de la cultura de la violencia juvenil y la fascinación mediática por el crimen.

Reacciones divididas en redes sociales y debate sobre la justicia juvenil

La condena de 80 años ha generado un intenso debate en redes sociales y medios de comunicación. Mientras que familiares de la víctima y sectores sociales celebran la sentencia como un acto de justicia, seguidores del rapero y defensores de los derechos de los jóvenes consideran que el castigo es excesivamente severo, tomando en cuenta que Tay-K era menor de edad al momento del crimen.

El juicio también puso sobre la mesa las difíciles realidades familiares y sociales de McIntyre: durante la fase de sentencia, un psicólogo forense expuso antecedentes de criminalidad, abuso de sustancias y problemas de salud mental en su entorno familiar, factores que, según la defensa, influyeron en la vida del joven artista.

Perspectivas y futuro legal

La condena de 80 años será cumplida en paralelo con la sentencia previa de 55 años, ambas en el sistema penitenciario de Texas, lo que prácticamente asegura que McIntyre pasará la mayor parte de su vida en prisión. Sin embargo, al no ser condenado por asesinato capital, existe la posibilidad de solicitar libertad condicional en el futuro, aunque los expertos consideran que será un proceso largo y complejo.

El caso Tay-K, más allá de su impacto en la industria musical, deja una profunda reflexión sobre los límites de la justicia penal juvenil, la influencia del entorno social en la criminalidad y el papel de los medios en la construcción de figuras públicas a partir del delito.