El dólar enfrenta volatilidad ante cambios económicos globales y tensiones geopolíticas
El dólar estadounidense atraviesa un periodo de alta volatilidad debido a recientes desarrollos económicos y crecientes tensiones en los mercados internacionales. Tras el anuncio de nuevos acuerdos comerciales por parte de Estados Unidos, surgió un optimismo inicial que impulsó especulaciones sobre posibles recortes en las tasas de interés de la Reserva Federal, llevando al dólar a su nivel más bajo en casi tres años y medio.
Sin embargo, la situación se ha complicado por la diversificación de reservas internacionales. Bancos centrales que administran billones de dólares están reduciendo su exposición al dólar y aumentando sus reservas en oro, euros y yuanes chinos. Esta tendencia responde tanto a la fragmentación del comercio global como al aumento de las tensiones geopolíticas, lo que debilita la demanda global por activos denominados en dólares.
La credibilidad de la Reserva Federal también se ha visto cuestionada, lo que ha ejercido presión adicional sobre la moneda estadounidense. El euro ha superado la barrera de los 1,17 dólares, reflejando la preferencia de los inversores por otras monedas en el contexto actual.
A pesar de esta depreciación, el dólar experimentó un breve repunte cuando los inversores se prepararon para posibles respuestas de Irán ante acciones estadounidenses, subrayando cómo los factores geopolíticos siguen influyendo en los mercados de divisas.
El panorama económico global, según organismos como el Banco Mundial y el FMI, se ha deteriorado notablemente en 2025, con una desaceleración del crecimiento y un aumento de la incertidumbre política y comercial. El aumento de los aranceles estadounidenses y las respuestas de otros países han incrementado la volatilidad en los mercados financieros, afectando tanto a las monedas como a los precios de los commodities.
En resumen, el dólar estadounidense enfrenta una presión sostenida debido a la combinación de incertidumbre comercial, diversificación de reservas internacionales, dudas sobre la política monetaria y la persistencia de riesgos geopolíticos, factores que seguirán marcando la evolución de los mercados en los próximos meses.