"Warfare": un retrato visceral de la guerra de Irak que redefine el cine bélico en 2025 La película Warfare, codirigida por el británico Alex Garland (Civil War) y el veterano de la Marina estadounidense Ray Mendoza, se ha convertido en uno de los estrenos más comentados del año por su crudo y realista enfoque de la guerra de Irak en 2006. Inspirada en las experiencias reales de Mendoza durante la Batalla de Ramadi —donde perdió a compañeros y enfrentó el horror de los ataques de Al Qaeda—, la cinta trasciende el drama convencional para sumergir al espectador en una experiencia sensorial sin precedentes.
Inmersión total: sonido y realismo como protagonistas El diseño sonoro de Warfare ha sido elogiado como revolucionario: los micrófonos simulan estar dentro de los oídos de los soldados, capturando desde el eco de los disparos hasta el zumbido aturdidor tras las explosiones. En salas con sistemas avanzados como IMAX o Dolby Cinema, este efecto —junto con planos detalle que enfocan el sudor en los fusiles o la textura de los uniformes— logra una inmersión que algunos críticos comparan con el impacto inicial de Salvar al soldado Ryan, pero extendido a toda la película.
La cotidianidad del horror A diferencia de otros filmes bélicos, Warfare dedica tanto tiempo a los momentos de tensión silenciosa —soldados orinando en botellas, masticando tabaco o esperando horas por evacuación— como a los estallidos de violencia. Una escena clave recrea el ataque del 19 de noviembre de 2006, cuando un artefacto explosivo hirió gravemente al compañero de Mendoza, Elliott Miller (interpretado por Cosmo Jarvis), quien perdió una pierna y la voz. Los gritos desgarradores de Joseph Quinn, quien interpreta a otro soldado herido, persisten durante minutos, rompiendo con la convención cinematográfica de "cortar" rápido el dolor.
¿Nueva narrativa o impacto sensorial? Aunque el guion —basado en testimonios reales del pelotón— evita discursos políticos o reflexiones grandilocuentes, algunos críticos señalan que la obsesión por el realismo sacrifica la coherencia narrativa. Sin embargo, esta elección parece deliberada: los directores buscan mostrar la guerra no como un relato épico, sino como una sucesión caótica de momentos donde el heroísmo convive con la vulnerabilidad más humana.
Un elenco joven y un homenaje a los veteranos El reparto incluye estrellas emergentes como Will Poulter (Dolor y gloria), Charles Melton (May December) y D'Pharaoh Woon-A-Tai (Reservation Dogs), quien interpreta al propio Mendoza. La película está dedicada a Miller y otros veteranos, reforzando su mensaje antibélico a través de la crudeza física y emocional.
Recepción en América Latina En países como México, Colombia y Argentina, donde el cine bélico suele asociarse a producciones estadounidenses convencionales, Warfare ha generado debates sobre la ética de representar conflictos reales. Su estreno en plataformas digitales (aún no anunciado) podría ampliar su alcance, aunque los cineastas insisten en que "debe verse en salas para sentir la presión en el pecho".
Con un presupuesto de $20 millones y distribuida por A24 —sinónimo de cine independiente arriesgado—, Warfare no solo confirma a Garland como un innovador del género, sino que establece a Mendoza como una voz única: un veterano que usa el cine para sanar heridas colectivas. En un mundo con conflictos en Gaza y Ucrania, su mensaje resuena con urgencia atemporal.
Detalles clave:
- Duración: 95 minutos de tiempo real
- Estreno en EE.UU.: 11 de abril de 2025
- Frase emblemática: "Todo está basado en la memoria"
- Tecnología: Grabación en locaciones de Londres replicando Ramadi con precisión milimétrica
- Legado: Ya se la compara con La delgada línea roja por su poética del caos.