Robert Griffin III, conocido como RGIII, desató un intenso debate en redes sociales tras sus recientes declaraciones sobre la rivalidad entre las jugadoras de baloncesto Angel Reese y Caitlin Clark, así como por su enfrentamiento público con el analista deportivo Ryan Clark.
El origen de la polémica se remonta al 18 de mayo, cuando RGIII sugirió en redes sociales que Angel Reese “odia” a Caitlin Clark, basándose en actitudes observadas durante partidos y conferencias de prensa. Estas palabras generaron una fuerte reacción de Ryan Clark, quien en su pódcast acusó a Griffin de no comprender las dificultades que enfrentan las mujeres negras en Estados Unidos, sugiriendo que RGIII no tiene esas conversaciones en casa debido a que ha estado casado con mujeres blancas.
La respuesta de Griffin no se hizo esperar. A través de un video y varios mensajes en redes sociales, el ex mariscal de campo de la NFL condenó que Clark llevara el debate al terreno personal y atacara a su familia. “Hay una línea que no se cruza en la vida y Ryan Clark la sobrepasó”, afirmó RGIII, subrayando que el desacuerdo forma parte del juego, pero que los ataques personales no tienen cabida en el análisis deportivo. “Debatamos el juego, no ataquemos a las familias. Si necesitas cruzar esa línea para ganar un argumento, ya has perdido”.
Paralelamente, Griffin aprovechó sus publicaciones para celebrar los logros de su hija Gloria en el baloncesto, comparando su actuación con un triple-doble a la de Caitlin Clark, y compartió mensajes sobre la importancia de la fe y la eliminación de influencias tóxicas en la vida.
El debate se amplió aún más cuando RGIII criticó públicamente al cuerpo técnico de los Chicago Bears por la gestión del desarrollo del mariscal Caleb Williams, calificando de “mala praxis” que no se le enseñara adecuadamente a analizar videos de juego. Estas declaraciones provocaron la reacción del ex quarterback Kurt Warner, quien defendió a los entrenadores y compartió su propia experiencia en la NFL, generando así otra ola de discusión sobre el apoyo y desarrollo de los jugadores en el fútbol profesional.
Las reacciones en redes sociales y medios han sido variadas: algunos aplauden la franqueza de Griffin y su defensa de los límites en el debate, mientras que otros critican la escalada de disputas personales en plataformas públicas, cuestionando si estas discusiones realmente contribuyen al análisis deportivo o solo alimentan la controversia.