Aficionados de la WNBA Exigen Salarios Justos Durante el Juego de las Estrellas de 2025
El clamor por la equidad salarial resuena en Phoenix: contexto, impacto y comparación global
Phoenix, AZ – El Juego de las Estrellas de la WNBA 2025 no solo brilló por el talento en la cancha, sino también por un poderoso mensaje social. Durante la entrega del premio MVP por parte de la comisionada Cathy Engelbert, los aficionados presentes en el Footprint Center corearon de manera unánime “Pay Them” (“Páguenles”), una consigna que puso de manifiesto la creciente exigencia de salarios justos para las jugadoras de la liga femenina de baloncesto más importante del mundo.
Una protesta que trasciende el deporte: los hechos en el All-Star
El ambiente previo al partido ya anticipaba un evento especial. Las jugadoras, entre ellas estrellas emergentes como Caitlin Clark y la MVP Napheesa Collier, salieron a calentar con camisetas estampadas con el lema “Pay Us What You Owe Us” (“Páguennos lo que nos deben”), reforzando el mensaje visible y directo a la directiva de la liga y el público televisivo internacional. La manifestación ganó eco nacional cuando los cánticos inundaron el recinto justo al anunciarse a la MVP, atrapando de inmediato la atención de medios y redes sociales.
Contexto histórico y por qué la protesta cobra fuerza en 2025
La exigencia de salarios equitativos no surge en un vacío. Desde su fundación en 1996, la WNBA ha sido referente en la lucha por los derechos de las mujeres deportistas, pero la brecha salarial respecto a la NBA —su contraparte masculina— ha sido motivo de discusión constante. Actualmente, el salario anual de una jugadora WNBA oscila entre 66.000 y 250.000 dólares, frente a los más de 10 millones de dólares de media que percibe un jugador NBA. Esta desigualdad se mantiene incluso mientras la WNBA disfruta de récords en asistencia de público, incrementos en los índices de audiencia televisiva y la esperada expansión con equipos como las Golden State Valkyries.
Las jugadoras piden más que cifras: demandan una mayor participación en los crecientes ingresos que genera la liga. Mientras que los jugadores de la NBA reciben aproximadamente el 50% de los ingresos ligados al baloncesto, las atletas de la WNBA apenas acceden a entre el 20 y el 25% de dichos beneficios.
Economía y actualidad: entre el potencial comercial y la negociación
El momento económico de la WNBA es inmejorable para sustentar las peticiones. La liga firmó en 2025 un contrato de derechos televisivos de 2.200 millones de dólares a 11 años —unos 200 millones anuales—, más del triple que el acuerdo anterior. Este viento a favor ha empoderado a jugadoras líderes como Caitlin Clark, quien mantiene múltiples contratos de patrocinio con gigantes como Nike, Wilson y Gatorade, algo que demuestra el atractivo comercial del baloncesto femenino. Sin embargo, la amplia diferencia entre lo que ingresan por marketing y los salarios base de la liga ha provocado indignación tanto entre las atletas como entre la afición.
Los sindicatos, representados por la Women’s National Basketball Players Association (WNBPA), recalcan que no solo buscan mejores sueldos, sino una estructura más equitativa de reparto de los ingresos, condiciones laborales mejoradas —como vuelos chárter y un plan de pensiones sólido— y mayor protección para las jugadoras madres.
Perspectivas internacionales: comparaciones y aprendizajes
Las demandas de las jugadoras de la WNBA se enmarcan en un contexto global donde el reclamo por la equidad salarial en el deporte femenino ha cobrado fuerza en los últimos años:
- Fútbol femenino estadounidense: El equipo nacional logró en 2022, tras una larga batalla legal, una estructura de pagos igualitaria ante la federación.
- Europa: Las ligas de fútbol, rugby y baloncesto femenino avanzan, aunque ninguna destina aún a sus atletas una proporción de ingresos similar a la de sus ligas masculinas.
- Australia y países nórdicos: Han impulsado políticas de igualdad salarial en deportes colectivos, aunque su impacto en el baloncesto aún es limitado.
La experiencia internacional demuestra que el crecimiento económico del deporte femenino suele ir acompañado —aunque con desfase— de ajustes contractuales y mejoras en los convenios colectivos, indicio de que preservar la competitividad y el “momentum” comercial de la WNBA implica atender a las demandas actuales de sus protagonistas.
El proceso de negociación: puntos clave y riesgo de conflicto
A pesar del ambiente festivo del All-Star 2025, la realidad tras bambalinas es compleja. Las negociaciones para un nuevo convenio colectivo (CBA, por sus siglas en inglés) se encuentran en punto muerto. Las reuniones recientes entre sindicato y liga dejaron patente que las partes están lejos de un acuerdo, especialmente en torno al porcentaje de ingresos a repartir y los mecanismos de cumplimiento.
Las atletas, encabezadas por figuras como Clark y Collier, insisten en obtener compromisos firmes antes de que expire el actual CBA al final de la temporada 2025. El fantasma de un lockout —una suspensión de actividades por desacuerdo laboral, algo que ya vivió la NBA en 2011— aparece en el horizonte si no se logra consenso, con un potencial impacto negativo tanto económico como en imagen pública para la liga.
Reacciones del público y el ambiente social
La ola de apoyo en redes durante el All-Star trascendió fronteras; etiquetas como #PayThem y #WNBAFairPay dominaron la conversación virtual. Las declaraciones de leyendas actuales y retiradas aportaron perspectiva y presión mediática. Para muchos, el gesto de los aficionados en Phoenix simboliza una transformación cultural irreversible: la WNBA ya no es vista únicamente como un “producto emergente” sino como una potencia en crecimiento, con afición leal y capacidad de influencia sobre marcas, patrocinadores y cadenas televisivas.
La participación activa de los fans, sumada al respaldo de atletas masculinos de la NBA y figuras públicas, genera una sensación de urgencia y oportunidad histórica para la liga y los responsables de las negociaciones.
Conclusión: un momento decisivo para el deporte femenino
La protesta en el Juego de las Estrellas 2025 coloca a la WNBA en el centro de un debate crucial sobre igualdad salarial y reconocimiento del valor del deporte femenino. El respaldo masivo de la afición, la sintonía entre jugadoras y público, y la coyuntura financiera favorable presionan a la liga para materializar un acuerdo a la altura de su nuevo estatus.
El desenlace de estas negociaciones afectará no solo el presente y futuro de la liga, sino también sentará precedentes para otras disciplinas femeninas alrededor del mundo. Mientras aumenta la expectación y el reloj corre, la consigna “Pay Them” se consolida como símbolo de una generación de atletas decididas a cambiar las reglas dentro y fuera de la cancha.