China suspende compras de aviones Boeing y piezas estadounidenses en plena escalada de la guerra comercial
En un nuevo capítulo de la creciente guerra comercial entre Estados Unidos y China, el gobierno de Pekín ha ordenado a sus aerolíneas suspender la recepción de nuevos aviones Boeing y detener la adquisición de piezas y componentes aeronáuticos fabricados en Estados Unidos. Esta medida, confirmada por fuentes del sector y reportada por medios internacionales, responde directamente a la reciente imposición de aranceles estadounidenses de hasta 145% sobre productos chinos, una de las acciones más agresivas en la historia reciente de las relaciones bilaterales.
Golpe a Boeing y a la industria aeronáutica global
La decisión china representa un duro golpe para Boeing, uno de los principales exportadores estadounidenses y un actor clave en la industria aeronáutica mundial. Antes de la orden, las aerolíneas chinas tenían previsto recibir al menos 29 aviones Boeing en 2025, y el país asiático se proyectaba como responsable de cerca del 20% de la demanda global de aviones comerciales en las próximas dos décadas. La suspensión no solo afecta a la entrega de aeronaves, sino también a la compra de repuestos y equipos, lo que podría elevar los costos de mantenimiento de las flotas existentes en China y complicar la operación de cientos de aviones Boeing ya en servicio.
Reacciones y consecuencias económicas
La reacción de los mercados no se hizo esperar: las acciones de Boeing cayeron más de un 1% tras conocerse la noticia, mientras que su competidor europeo Airbus experimentó un alza, anticipando una posible redistribución de pedidos en el mercado chino. Analistas señalan que, aunque Boeing podría reasignar parte de los aviones a otras aerolíneas, la pérdida de acceso al segundo mayor mercado aeronáutico del mundo representa un desafío estratégico de largo plazo.
Por su parte, el presidente estadounidense Donald Trump acusó a China de incumplir un acuerdo clave con Boeing y responsabilizó a Pekín por la crisis que atraviesan los agricultores estadounidenses, otro sector duramente golpeado por la guerra comercial. Trump defendió la imposición de aranceles como una medida necesaria para proteger los intereses de Estados Unidos, aunque reconoció el impacto negativo sobre sectores productivos nacionales.
Impacto en la cadena global y alternativas para China
La suspensión de compras de piezas estadounidenses también podría afectar a la industria aeronáutica china, ya que modelos como el COMAC C919 y C929 dependen en parte de componentes fabricados en Estados Unidos. Sin embargo, expertos advierten que ni Airbus ni los fabricantes chinos tienen actualmente la capacidad de reemplazar completamente la oferta de Boeing en el corto plazo, lo que podría llevar a un aumento de los precios y a retrasos en la renovación de flotas.
Escalada sin precedentes y perspectivas
La guerra comercial entre ambas potencias ha alcanzado niveles inéditos: para abril de 2025, los aranceles promedio de EE. UU. sobre productos chinos superan el 134%, mientras que China ha respondido con tarifas del 125% sobre bienes estadounidenses. Esta espiral de medidas y contramedidas no solo afecta a la industria aeronáutica, sino que también repercute en sectores como la tecnología, la agricultura y el consumo, generando inflación y obligando a empresas de ambos países a replantear sus cadenas de suministro.
En este contexto, la suspensión de compras a Boeing es vista como una jugada estratégica de China para presionar a Washington y buscar concesiones en la mesa de negociación. Sin embargo, la falta de diálogo y la firmeza de ambas partes auguran un conflicto prolongado, con consecuencias imprevisibles para la economía global y para millones de trabajadores en ambos lados del Pacífico.
Conclusión
La decisión de China de cerrar temporalmente su mercado a Boeing y a los fabricantes de piezas estadounidenses marca un punto de inflexión en la guerra comercial. Más allá de los titulares, el trasfondo revela una lucha por la supremacía tecnológica y económica, donde cada movimiento tiene repercusiones globales. América Latina, como región interconectada con ambas potencias, deberá seguir de cerca estos acontecimientos, pues los efectos podrían sentirse en los precios, la logística y las oportunidades de negocio en el sector aeronáutico y más allá.