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Crisis financiera y despidos sacuden al Kennedy Center tras polémica toma de control y cambios liderados por Trump.🔥60

Author: 环球焦点
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Crisis Financiera y Cambios de Liderazgo Sacuden al Kennedy Center tras la Controvertida Toma de Control

Un Icono Cultural Bajo Presión Económica y Administrativa

El John F. Kennedy Center for the Performing Arts, considerado el epicentro de las artes escénicas en Estados Unidos y un símbolo cultural en Washington, DC, enfrenta una de sus etapas más turbulentas. La profunda crisis financiera y los inusuales cambios de liderazgo han puesto en jaque a la histórica institución desde la auto-designación de Donald Trump como presidente de la junta directiva en febrero de 2025.

Impacto Inmediato en las Finanzas: Un Colapso de Ingresos

Las alarmas se encendieron tras conocerse un desplome sin precedentes en los ingresos por suscripciones y venta de boletos. Según datos internos compartidos con medios nacionales, las suscripciones para la nueva temporada han caído un 36% respecto a 2024, representando una reducción de 1,6 millones de dólares y situando el ingreso actual en apenas 2,7 millones, frente a los 4,4 millones de hace un año. En abril y mayo, la venta de boletos cayó en torno al 50% en comparación interanual, y ciertos segmentos, como los espectáculos teatrales, han registrado un desplome del 82% en las primeras semanas de la campaña de abonos.

Un panorama similar viven otros programas emblemáticos: la National Symphony Orchestra y la Washington National Opera, dos pilares del centro, reportan caídas del 28% y 25%, respectivamente, en suscriptores.

Un Contexto Histórico: Auge y Transformación del Kennedy Center

Inaugurado en 1971 y respaldado por legislación federal, el Kennedy Center fue concebido como “el centro nacional de las artes escénicas”, albergando conciertos, óperas, ballet, teatro y actividades educativas que han marcado la vida cultural de la capital estadounidense y el país. Durante la presidencia de Deborah Rutter (2014-2025), el centro experimentó una era de expansión, incluida la controversial ampliación The REACH, y una sólida captación de fondos: la dotación creció más del 50% durante su gestión, gracias al respaldo de mecenas y filántropos de renombre.

Sin embargo, desde la llegada de Trump y su equipo, encabezado por la nueva directora financiera Donna Arduin, el panorama dio un giro radical. Arduin advirtió recientemente al personal sobre una deuda de 40 millones de dólares, la ausencia de reservas líquidas y un déficit operativo atribuido a “años de mala gestión y al pago agresivo de la deuda contraída por The REACH”.

Disputas Internas y Despidos Masivos

La falta de consenso sobre el verdadero estado financiero del Kennedy Center ha generado fricciones internas. Mientras la dirección actual sostiene la existencia de un déficit operativo de hasta 100 millones de dólares, empleados y antiguos gestores argumentan que los datos son exagerados y politizados, recordando que en 2023 se reportó un superávit de 6,5 millones de dólares y que las auditorías externas avalaron la solidez contable heredada por la administración Rutter.

El ambiente se ha tensado tras el despido de altos funcionarios y personal clave, así como la renuncia de artistas que fungían como asesores o parte de la programación, como Rhiannon Giddens, Ben Folds e Issa Rae. La cancelación de presentaciones, incluyendo el musical “Hamilton”, ha profundizado el ambiente de desconfianza y protesta pública.

Cambios de Liderazgo: Una Junta Totalmente Renovada

A raíz de la destitución de Deborah Rutter, Donald Trump reestructuró toda la junta de gobierno, situando a aliados políticos y nombrando a Richard Grenell como presidente interino. La administración saliente acusa a la nueva cúpula de falta de transparencia y de impulsar una gestión “militarizada” orientada más a decisiones políticas y económicas que al bienestar cultural del centro.

La nueva estrategia enfatiza la reducción de sueldos directivos, la imposición de “indicadores de desempeño clave” y la promesa de “responsabilidad ante patrocinadores y filántropos”. Sin embargo, esta reconfiguración no ha logrado recuperar la confianza de los donantes principales, muchos de los cuales han suspendido o aplazado sus aportaciones, debilitando la base financiera del Kennedy Center.

Medidas Polémicas: Restricciones en la Programación y Reacciones del Público

La dirección de Trump ha implementado cambios significativos en el contenido artístico, como la prohibición de espectáculos de drag, lo que ha provocado boicots y cancelaciones en cascada por parte de artistas, compañías y patrocinadores. Las críticas de la comunidad cultural y del público en general no se han hecho esperar, generando una ola de indignación en redes sociales y una cobertura mediática constante.

Además, en un giro sorpresivo, legisladores republicanos han propuesto renombrar el Opera House en honor a la Primera Dama Melania Trump, en el marco de un paquete legislativo que asigna al Kennedy Center 250 millones de dólares —seis veces más de lo que suele recibir en fondos federales—, lo que ha generado suspicacias sobre el uso y la independencia de la ayuda pública.

Peso Económico y Comparación Regional

El impacto económico de la crisis en el Kennedy Center se siente más allá de sus muros. El centro genera miles de empleos directos e indirectos y dinamiza la economía local a través del turismo, la hostelería y el consumo cultural. En 2023, logró un pequeño superávit, pero las proyecciones para finales de 2025 son sombrías, con recortes de plantilla y una considerable reducción de la oferta artística.

En comparación con otras grandes instituciones culturales de EE.UU., como el Lincoln Center de Nueva York o el San Francisco Opera, el Kennedy Center afronta un desplome de suscriptores y donaciones más agudo, en parte por la velocidad y profundidad de los cambios administrativos y artísticos impuestos tras la toma de control política. El Lincoln Center, por ejemplo, logró estabilizar sus finanzas tras la crisis del COVID-19 gracias a una estrategia enfocada en la colaboración con artistas y la diversificación del repertorio, algo que ahora la audiencia y los trabajadores del Kennedy Center reclaman sin éxito.

Mirada Hacia el Futuro: Incertidumbre y Llamado a la Sostenibilidad

Con un presupuesto operativo de 234 millones de dólares, una deuda que ronda los 72 millones y una dotación patrimonial en descenso, el Kennedy Center se encuentra en una encrucijada decisiva. Mientras la nueva administración promete devolver la prosperidad y reactivar la confianza del público, la reducción de espectadores, los despidos y la polarización en torno a la orientación artística y política del centro amenazan la sostenibilidad de la principal institución cultural de la nación.

El reto no es menor: recuperar la confianza de la audiencia, pacificar el ambiente interno y garantizar la independencia artística y financiera del Kennedy Center frente a cualquier influencia partidista o coyuntural, en un contexto nacional marcado por la volatilidad y la reinvención de las instituciones culturales.

La comunidad artística, el público y los filántropos observan con preocupación, conscientes de que lo que sucede en el Kennedy Center no solo pone en juego el legado de una institución histórica, sino también el futuro de la vida cultural y democrática de Estados Unidos.