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Dimisiones en la ONU y críticas globales tras polémicas investigaciones y postura ambientalista🔥60

Author: 环球焦点
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Naciones Unidas en la Mira: Renuncias en Comisión de Investigación Sobre Israel y Presión de Sanciones de EE.UU. Sacuden la Institucionalidad Global

El sistema internacional de Naciones Unidas, históricamente considerado el principal foro multilateral para la resolución pacífica de conflictos, atraviesa uno de los momentos de mayor escrutinio en décadas. A mediados de julio de 2025, la renuncia simultánea de los tres miembros de la Comisión Independiente Internacional de Investigación sobre los Territorios Palestinos Ocupados disparó señales de alarma sobre la credibilidad y el equilibrio de los mecanismos de derechos humanos de la ONU, en medio de presiones geopolíticas y crecientes divisiones ideológicas.

Renuncias con Eco Histórico y Geopolítico

La Comisión, creada en 2021 por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, había sido criticada de manera sostenida por grupos pro-israelíes y gobiernos occidentales, quienes denunciaban un sesgo en su mandato y composición. El lunes 14 de julio, los titulares de prensa internacionales se centraron en la noticia: Navi Pillay (Sudáfrica, presidenta de la comisión), Chris Sidoti (Australia) y Miloon Kothari (India) presentaron sus cartas de renuncia de manera casi simultánea, dejando vacante una instancia clave para la investigación de presuntas violaciones de derechos humanos en el conflicto israelí-palestino.

Pillay, ex Alta Comisionada de Derechos Humanos de la ONU, justificó su salida por “edad, problemas médicos y el peso de otros compromisos”. Sidoti, por su parte, mencionó que era “el momento apropiado” para reconfigurar la comisión, mientras Kothari, menos explícito, simplemente agradeció el honor de haber servido. Las cartas se filtraron a través de UN Watch, una ONG con sede en Ginebra dedicada a monitorear el desempeño de la ONU.

El contexto de estas salidas no puede entenderse sin considerar el reciente endurecimiento de la política exterior estadounidense. Poco antes, el secretario de Estado Marco Rubio había anunciado sanciones contra Francesca Albanese, relatora especial de la ONU para los derechos de los palestinos, acusada de posiciones pro-Hamas y antisemitas. Inmediatamente después de la publicación de estos anuncios, se materializaron las renuncias, generando especulaciones sobre una relación causal directa.

Fondo Histórico: La ONU y el Conflicto Israelí-Palestino

La relación entre la ONU y el conflicto israelí-palestino es una de las más complejas y polarizadas en la historia de la organización. Desde la resolución 181 de 1947, que aprobó el plan de partición para crear un estado judío y otro árabe, Naciones Unidas ha sido escenario permanente de debates y condenas cruzadas. Israel ha sido el país más censurado en las instancias de la ONU, con más resoluciones en su contra que contra cualquier otra nación miembro, según registros oficiales.

La Comisión de Investigación renunciante fue establecida tras la escalada de mayo de 2021, cuando enfrentamientos entre Israel y Hamás en la Franja de Gaza provocaron centenares de muertos, en su mayoría palestinos. Su mandato, considerado sin precedentes por su amplitud temporal (investigar violaciones desde abril de 2021) y geográfica (Israel y territorios ocupados, además de Cisjordania y Gaza), generó rechazo inmediato en Israel y EE.UU., que alegan que la comisión estaba “diseñada para estigmatizar a Israel” y no abordar el papel de grupos armados palestinos como Hamás y Hezbolá.

Desde su creación, la Comisión publicó varios informes que atribuían a Israel la mayor responsabilidad por las violaciones de derechos humanos, lo que alimentó acusaciones de parcialidad. Sus integrantes, previamente cuestionados por declaraciones controvertidas sobre Israel, enfrentaron nuevas críticas tras la divulgación de sus posturas en medios y redes sociales.

Impacto Institucional y Económico en la ONU

Las renuncias de la Comisión tienen implicaciones inmediatas para la arquitectura institucional de la ONU. El presidente del Consejo de Derechos Humanos, Jurg Lauber, ha pedido a los estados miembros nominar nuevos miembros antes del 31 de agosto. Sin embargo, el proceso de selección ocurre en un ambiente de desconfianza mutua y bajo la sombra de sanciones internacionales, que podrían disuadir a expertos independientes de aceptar el cargo.

Más allá de lo institucional, la crisis afecta la capacidad de la ONU para cumplir su mandato de protección de derechos humanos en una de las regiones más sensibles del planeta. Organizaciones civiles palestinas lamentan la pérdida de un mecanismo de rendición de cuentas, mientras grupos pro-israelíes celebran lo que consideran una victoria contra el “sesgo sistémico” de la ONU.

En el plano económico, la credibilidad de la ONU como árbitro global está en juego. Las aportaciones financieras de los estados miembros, en particular de EE.UU. —históricamente el mayor contribuyente—, podrían verse condicionadas por el devenir de estas tensiones. No es la primera vez que Washington amenaza con reducir fondos por desacuerdos políticos, pero la situación actual añade presión sobre la autonomía operativa de la organización.

Contexto Regional y Comparaciones Internacionales

La crisis de la Comisión de Investigación no es un caso aislado en el escenario internacional. En América Latina, África y Asia, gobiernos y sociedad civil han expresado preocupaciones similares sobre la efectividad y neutralidad de los mecanismos de derechos humanos de la ONU. Por ejemplo, en América Latina, países como Venezuela y Nicaragua han recibido críticas por politizar organismos regionales, mientras que en África, la Unión Africana ha desarrollado sus propias instancias de monitoreo, desconfiando de la imparcialidad de los procedimientos internacionales.

En Medio Oriente, el contraste es aún más marcado. Mientras la ONU enfrenta críticas por su enfoque en Israel, otros conflictos regionales —como los de Yemen, Siria o Sudán— reciben menos atención mediática y presupuestaria, según reportes de organizaciones humanitarias. Esta disparidad alimenta percepciones de doble estándar y debilita la legitimidad de las intervenciones internacionales.

Reacciones Públicas y Tensión Humanitaria

Las renuncias coinciden con un momento de máxima tensión humanitaria en Gaza, donde el secretario general de la ONU, António Guterres, ha alertado sobre niveles “sin precedentes” de hambre y desplazamiento, en medio de restricciones al acceso de ayuda internacional. Israel niega obstruir la asistencia humanitaria y responsabiliza a las agencias de la ONU por fallas logísticas. La situación en Gaza es emblemática de los retos que enfrenta la organización: balancear la exigencia de rendición de cuentas con la necesidad de mantener canales abiertos de diálogo y cooperación con todas las partes.

La opinión pública internacional está profundamente dividida. Mientras algunos celebran las renuncias como un “cambio de marea” contra el “sesgo antiisraelí”, otros temen que la salida de los comisionados debilite aún más los frágiles mecanismos de protección de civiles en zonas de conflicto. Activistas y organizaciones no gubernamentales han intensificado sus llamados a reformar el sistema de derechos humanos de la ONU, exigiendo mayor transparencia, equilibrio y distancia de intereses geopolíticos.

Desafíos Futuros para la ONU y la Gobernanza Global

El episodio de las renuncias en la Comisión de Investigación ilustra los desafíos estructurales que enfrenta Naciones Unidas en un mundo cada vez más polarizado. La organización, fundada en 1945 para prevenir conflictos y promover la cooperación internacional, hoy navega entre presiones de potencias globales, críticas por falta de eficacia y demandas ciudadanas por mayor justicia y equidad.

En el corto plazo, la designación de nuevos comisionados será una prueba clave para la credibilidad del Consejo de Derechos Humanos. Si el proceso es percibido como transparente e imparcial, podría restablecer parte de la confianza perdida. De lo contrario, la crisis institucional podría profundizarse, con consecuencias para la capacidad de la ONU de mediar en otros conflictos globales.

A largo plazo, la ONU necesita repensar sus mecanismos de investigación y rendición de cuentas, incorporando mejores salvaguardas contra el sesgo y garantizando la participación equilibrada de todas las partes involucradas. Solo así podrá recuperar su papel como pilar del orden internacional, en un momento en que, como señaló Guterres, “el desprecio por el derecho internacional está en su punto más álgido”.

Conclusión: Una Encrucijada para el Multilateralismo

La renuncia de la Comisión de Investigación sobre los Territorios Palestinos Ocupados marca un punto de inflexión para Naciones Unidas. Lejos de ser un problema aislado, refleja tensiones profundas en la arquitectura global de derechos humanos, la influencia de las grandes potencias y la creciente demanda de justicia internacional. El desafío reside en fortalecer la independencia y la credibilidad de la ONU, sin ceder a presiones externas ni perder de vista su misión fundacional: promover la paz, la seguridad y el respeto a los derechos humanos en un mundo cada vez más dividido.