Estados Unidos endurece su pulso tecnológico con China: prohibición a Nvidia y millonarias pérdidas
En un nuevo episodio de la creciente rivalidad tecnológica entre Estados Unidos y China, el gobierno estadounidense ha impuesto una prohibición a Nvidia, líder mundial en microprocesadores, para exportar su chip H20 al gigante asiático. Esta medida, justificada por preocupaciones de seguridad nacional, ha provocado un terremoto en los mercados y en la propia compañía, que anticipa un impacto financiero de 5,500 millones de dólares en sus resultados del primer trimestre fiscal.
Un golpe directo a la estrategia de Nvidia
El chip H20 fue diseñado específicamente por Nvidia para cumplir con las restricciones previas impuestas por Washington, que ya limitaban la exportación de procesadores de mayor potencia a China. Sin embargo, la administración estadounidense notificó a la empresa el pasado 9 de abril que, a partir de ahora, cualquier exportación de este modelo requerirá una licencia especial y que la restricción se mantendrá “por tiempo indefinido”. El argumento oficial es evitar que estos productos sean utilizados en supercomputadoras chinas o desviados para fines estratégicos, en un contexto donde la inteligencia artificial y el procesamiento de datos se consideran activos críticos para la seguridad nacional.
Impacto inmediato en los mercados y la industria
La reacción de los mercados no se hizo esperar: tras el anuncio, las acciones de Nvidia se desplomaron más de un 6% en las operaciones posteriores al cierre de Wall Street, lo que supuso una pérdida de valor bursátil superior a los 150,000 millones de dólares para la compañía. El golpe no solo afecta a Nvidia, sino que arrastra a otros gigantes del sector como AMD y Broadcom, y pone en jaque a toda la cadena de suministro de semiconductores, especialmente a empresas asiáticas como Taiwan Semiconductor.
Analistas de Bloomberg Intelligence advierten que, de persistir las restricciones, los ingresos de Nvidia provenientes de centros de datos en China podrían reducirse a niveles mínimos, muy por debajo de los alcanzados antes de la escalada de controles. El propio CEO de Nvidia, Jensen Huang, ya había alertado en febrero sobre la caída del 50% en los ingresos provenientes de China tras las primeras rondas de restricciones y el aumento de la competencia local, especialmente de Huawei.
Tensiones geopolíticas y futuro incierto
Esta decisión se inscribe en una estrategia más amplia de Washington para limitar el acceso de China a tecnologías avanzadas, especialmente aquellas con potencial uso militar o estratégico. Tanto la administración Biden como la de Trump han coincidido en endurecer los controles sobre la exportación de chips y tecnologías de inteligencia artificial, en un intento por mantener la supremacía estadounidense en el sector y frenar el avance tecnológico chino.
Para Nvidia, el golpe es doble: no solo pierde acceso a uno de sus mercados más importantes, sino que ve comprometida una línea de productos desarrollada específicamente para sortear las restricciones previas. La compañía deberá asumir cargos por inventario, compromisos de compra y reservas relacionadas con el H20, lo que podría traducirse en pérdidas de hasta 18,000 millones de dólares en ingresos anuales si la situación no se revierte.
Conclusión
La prohibición a Nvidia de exportar su chip H20 a China marca un nuevo hito en la guerra tecnológica entre las dos mayores potencias del mundo. Más allá del impacto inmediato en los resultados financieros de la empresa y en los mercados bursátiles, la medida refleja la creciente importancia estratégica de la tecnología y anticipa un escenario de mayor fragmentación en las cadenas globales de suministro. Para América Latina, que depende en gran medida de la importación de tecnología y componentes, el desenlace de este pulso podría tener repercusiones profundas en el acceso, los precios y la innovación en el sector digital.