Turquía: El panorama político se transforma mientras crecen las críticas a Erdogan
Estambul, 21 de junio de 2025 – El escenario político turco atraviesa una fase de intensos cambios y tensiones, con el presidente Recep Tayyip Erdogan enfrentando un escrutinio creciente tanto a nivel nacional como internacional. Las recientes detenciones de figuras opositoras, especialmente la del alcalde de Estambul, Ekrem Imamoglu, han desencadenado protestas masivas y han sido interpretadas por muchos como un intento de silenciar la disidencia y consolidar el poder presidencial.
Imamoglu, considerado el principal rival político de Erdogan tras derrotar al partido oficialista en dos elecciones municipales consecutivas, fue arrestado el 19 de marzo bajo cargos de corrupción y supuestos vínculos con el proscrito Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). Su detención, vista por amplios sectores como políticamente motivada, provocó manifestaciones multitudinarias en Estambul y una ola de condenas internacionales. Además, decenas de funcionarios municipales de distritos gobernados por la oposición han sido detenidos en redadas policiales recientes, lo que refuerza la percepción de una ofensiva coordinada contra la oposición.
La respuesta internacional no se ha hecho esperar. Durante la reciente revisión periódica universal del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, numerosos países criticaron a Turquía por la erosión de la independencia judicial, la restricción del espacio cívico y la represión de la libertad de expresión. Se instó al gobierno a respetar el Estado de derecho y garantizar la independencia del poder judicial, mientras se expresaron preocupaciones sobre la criminalización de la disidencia y la persecución de periodistas y figuras políticas.
En el plano económico, Turquía enfrenta una recesión y una inflación elevada, lo que ha debilitado el apoyo popular al gobierno y limitado la capacidad de maniobra de Erdogan. La oposición ha aprovechado la crisis para convocar boicots y denunciar la gestión económica oficialista, mientras el presidente acusa a sus adversarios de “hundir la economía”.
En medio de este clima de polarización, Erdogan ha negado públicamente tener intenciones de postularse para otro mandato presidencial, aunque persisten las especulaciones sobre sus verdaderos planes y la posibilidad de reformas constitucionales que le permitan prolongar su permanencia en el poder. La reciente derrota del partido gobernante en las elecciones locales de 2024 y la creciente popularidad de la oposición han debilitado la posición del presidente y alimentado el debate sobre el futuro de la democracia turca.
Por otro lado, la política exterior de Turquía sigue siendo motivo de debate, con críticas a la gestión de los conflictos regionales y la relación con potencias como Rusia y la Unión Europea. El estancamiento de iniciativas clave, como el proyecto de centro energético, y la especulación sobre un posible acercamiento a la UE añaden complejidad al panorama diplomático.
En conclusión, Turquía vive un momento decisivo en su historia política, marcado por la confrontación entre el gobierno y la oposición, la presión internacional por el respeto a los derechos y libertades, y una crisis económica que amenaza la estabilidad del país. El desenlace de estos acontecimientos será determinante para el futuro de la democracia y el liderazgo de Erdogan.