Florida inaugura el polémico centro de detención de migrantes “Alcatraz de los caimanes” en los Everglades
TALLAHASSEE, Fla. — El estado de Florida ha iniciado la construcción de un centro de detención de migrantes apodado “Alcatraz de los caimanes” en el aeropuerto Dade-Collier Training and Transition, ubicado en pleno corazón de los Everglades. La instalación, de 78 kilómetros cuadrados y rodeada de pantanos infestados de caimanes y pitones, está diseñada para albergar hasta 5,000 personas en carpas temporales y remolques de FEMA.
El gobernador Ron DeSantis y el fiscal general James Uthmeier han defendido el proyecto como una solución “de bajo costo”, argumentando que las barreras naturales ofrecen una seguridad adicional. “Desde el punto de vista de la seguridad, si alguien intenta escapar, tendrá que enfrentarse a numerosos caimanes”, declaró DeSantis, quien además confirmó que el presidente Donald Trump asistirá a la inauguración del centro, prevista para el 1 de julio de 2025.
El costo anual del centro se estima en 450 millones de dólares, con parte del financiamiento proveniente de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA), según el Departamento de Seguridad Nacional. El sitio, antes una pista de aterrizaje abandonada, fue transformado en cuestión de días en una ciudad de carpas y remolques para la detención y procesamiento de migrantes en espera de deportación.
La iniciativa ha generado una ola de oposición por parte de ambientalistas, líderes indígenas y defensores de los derechos de los migrantes. Organizaciones como Friends of the Everglades y el Center for Biological Diversity presentaron una demanda federal el 27 de junio de 2025, alegando que el proyecto viola regulaciones ambientales y amenaza el frágil ecosistema de los Everglades, hábitat de especies en peligro como el pantera de Florida y el cocodrilo americano. Líderes indígenas, incluido el presidente de la tribu Miccosukee, Talbert Cypress, han condenado el uso de tierras ancestrales sagradas, subrayando su importancia cultural.
El 28 de junio, cientos de manifestantes se congregaron a lo largo de la autopista US 41 para protestar contra el centro, citando daños ambientales y condiciones inhumanas. Legisladores demócratas de Florida han calificado el proyecto como “cruel” y han cuestionado su cumplimiento con los estándares de debido proceso y trato digno. La alcaldesa del condado de Miami-Dade, Daniella Levine Cava, expresó preocupación por la rapidez del proceso y la oferta estatal de 20 millones de dólares por un terreno tasado en 190 millones.
A pesar de las críticas, el gobierno estatal y la administración Trump han defendido el centro como una herramienta clave para acelerar las deportaciones y disuadir la migración irregular. El Partido Republicano de Florida ha lanzado incluso mercancía promocional bajo el lema “Alcatraz de los caimanes”, mientras DeSantis ha insinuado la posible apertura de un segundo centro en Camp Blanding.