Rusia e Irán refuerzan su alianza estratégica en medio de crecientes tensiones regionales
Moscú, 23 de junio de 2025 — Rusia e Irán han consolidado su alianza estratégica con la ratificación de un acuerdo de asociación integral en enero de 2025, centrado en la cooperación militar, económica y nuclear. El tratado, firmado por los presidentes Vladimir Putin y Masoud Pezeshkian el 17 de enero y aprobado por los parlamentos de ambos países en la primavera, establece un marco de colaboración de 20 años que abarca defensa, energía, finanzas, tecnología y lucha contra el terrorismo.
Uno de los pilares del acuerdo es el desarrollo del sector nuclear iraní, con Rusia comprometida a construir ocho plantas nucleares en Irán, dos de las cuales ya están en marcha. Esta iniciativa ha generado preocupación en Occidente, especialmente tras las denuncias de que Irán ha suministrado misiles balísticos y drones a Rusia para su uso en la guerra de Ucrania, lo que ha llevado a Estados Unidos y Reino Unido a advertir sobre el riesgo de transferencia de tecnología nuclear a Teherán.
Las tensiones aumentaron drásticamente tras los ataques estadounidenses a instalaciones nucleares iraníes el 22 de junio, acción que Moscú condenó como una violación del derecho internacional. En respuesta, el ministro de Exteriores iraní, Abbas Araghchi, se reunió este lunes en Moscú con el presidente Putin para abordar la escalada del conflicto con Israel y Estados Unidos, reafirmando la “asociación estratégica” entre ambos países.
Rusia ha ofrecido mediar en las negociaciones nucleares entre Irán y Estados Unidos, aunque expertos internacionales dudan de su imparcialidad debido a su alineamiento con Teherán. A pesar de la estrecha cooperación, Moscú ha evitado proporcionar ayuda militar directa a Irán en su enfrentamiento con Israel, priorizando su campaña en Ucrania y sus relaciones con los Estados del Golfo, que ven con recelo el fortalecimiento iraní.
En un giro alarmante, el alto funcionario ruso Dmitry Medvedev afirmó que hay países dispuestos a suministrar ojivas nucleares a Irán, lo que ha elevado la preocupación internacional. Mientras tanto, la alianza entre Moscú y Teherán sigue desafiando las sanciones occidentales, utilizando plataformas como BRICS y la Organización de Cooperación de Shanghái para sortear las presiones económicas.
El acuerdo, que no contempla una defensa mutua automática, sí prevé la cooperación ante amenazas militares comunes, el intercambio de inteligencia y la realización de ejercicios conjuntos. Además, impulsa el comercio bilateral —que creció un 15,5% en 2024— y fomenta la integración financiera, incluyendo un acuerdo de libre comercio que reduce aranceles entre ambas economías, fuertemente sancionadas por Occidente.
Analistas consideran que esta asociación representa un intento deliberado de ambos países de reconfigurar el orden global y reducir la influencia occidental en la región, aunque advierten que persisten limitaciones y diferencias estratégicas que impiden una alianza completamente integrada.