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Arkansas e Indiana solicitan permiso para prohibir la compra de refrescos y dulces con cupones de alimentos SNAP en EE.UU.🔥80

Author: 环球焦点
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Estados Unidos: Arkansas e Indiana buscan prohibir la compra de refrescos y dulces con beneficios SNAP

En una movida sin precedentes, los estados de Arkansas e Indiana han solicitado formalmente al gobierno federal autorización para prohibir la compra de refrescos y dulces con los beneficios del Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP), conocido popularmente como “cupones de alimentos”. Esta iniciativa, impulsada por los gobernadores Sarah Huckabee Sanders (Arkansas) y Mike Braun (Indiana), marca la primera vez que estados buscan restringir estos productos en el programa, con el objetivo declarado de mejorar la salud pública y combatir enfermedades crónicas asociadas a la mala alimentación.

Detalles de la propuesta y argumentos oficiales

La gobernadora Sanders, acompañada por la secretaria de Agricultura de EE.UU., Brooke Rollins, anunció en Little Rock que la propuesta de Arkansas busca beneficiar a unos 350,000 residentes del estado inscritos en SNAP. “El sistema actual promueve y subsidia el consumo excesivo de alimentos y bebidas ultraprocesados y adictivos”, afirmó Sanders, subrayando la urgencia de reformar el programa para frenar la epidemia de enfermedades crónicas.

En Indiana, el gobernador Braun, junto al secretario de Salud Robert F. Kennedy Jr. y el director de los Centros de Medicare y Medicaid, Mehmet Oz, presentó una serie de reformas que incluyen la exclusión de refrescos y dulces de la lista de productos elegibles, así como nuevas exigencias de trabajo y verificación de ingresos para los beneficiarios.

Ambas propuestas forman parte de la campaña “Make America Healthy Again”, que busca reorientar los programas sociales hacia una alimentación más saludable y reducir el impacto de enfermedades relacionadas con la dieta.

¿Qué productos quedarían excluidos?

La propuesta de Arkansas, que podría entrar en vigor en julio de 2026, contempla prohibir la compra con SNAP de:

  • Refrescos, incluyendo versiones sin o bajas en calorías.
  • Jugos de frutas y vegetales con menos de 50% de jugo natural.
  • Bebidas consideradas “no saludables”.
  • Dulces, incluyendo chocolates y golosinas a base de harina (como las populares barras Kit Kat).
  • Caramelos con edulcorantes artificiales.

Curiosamente, la iniciativa permitiría por primera vez la compra de pollo rostizado caliente, actualmente excluido del programa.

Reacciones y controversia

La medida ha generado un intenso debate. Organizaciones de defensa contra el hambre y asociaciones de la industria de bebidas y confitería han criticado la propuesta, argumentando que estigmatiza a los beneficiarios y restringe su autonomía. Gina Plata-Nino, subdirectora del Food Research and Action Center, señaló: “Parece que están señalando a una población específica sin evidencia de que esto vaya a mejorar la situación”.

Estudios citados por los opositores indican que los participantes de SNAP no compran más refrescos o dulces que otros estadounidenses de bajos ingresos. Además, advierten que limitar las opciones alimentarias puede afectar la dignidad de quienes dependen de un beneficio promedio de $187 mensuales, equivalente a unos $6.20 diarios.

Por su parte, la American Beverage Association y la National Confectioners Association calificaron la medida de “errónea” y “confusa”, señalando que no aborda de raíz los problemas de salud pública y que discrimina a los beneficiarios del programa.

Contexto nacional y próximos pasos

El debate sobre qué alimentos deben ser elegibles en SNAP no es nuevo, pero la acción de Arkansas e Indiana podría sentar un precedente para otros estados como Nebraska y West Virginia, que ya han expresado interés en medidas similares. El Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA) deberá decidir si concede las exenciones solicitadas, en medio de una discusión nacional sobre el equilibrio entre salud pública, autonomía individual y el papel del Estado en la alimentación de los sectores más vulnerables.

Mientras tanto, la polémica sigue creciendo, reflejando tensiones profundas sobre nutrición, pobreza y derechos en la sociedad estadounidense.