Crisis humanitaria en Gaza se agrava: aumento de víctimas y consecuencias económicas devastadoras
Escalada en Gaza: consecuencias humanas alarmantes
La crisis humanitaria en Gaza continúa profundizándose, alcanzando niveles de gravedad inéditos desde el inicio de la violencia el 7 de octubre de 2023. En las últimas 24 horas, ataques israelíes han causado al menos 98 fallecidos palestinos, incluyendo 38 personas que acudían en busca de ayuda humanitaria, según fuentes médicas locales. El Ministerio de Salud palestino señala que 73 personas han muerto mientras esperaban asistencia a lo largo de la Franja, lo que evidencia la extrema escasez de alimentos. En total, más de 56,000 palestinos han muerto en Gaza y más de 1,000 en Cisjordania desde el comienzo del conflicto, mientras que la malnutrición, convertida en una tragedia paralela, suma ya 111 víctimas, entre ellas 84 niños.
Esta catástrofe humanitaria se desarrolla en medio del clamor internacional. Masivas protestas en Estados Unidos y Europa exigen un cese al fuego inmediato y la apertura de corredores de ayuda, mientras organismos internacionales urgen a Israel a levantar las restricciones a la entrada de suministros esenciales.
Antecedentes: una región marcada por el sufrimiento
La Franja de Gaza ha sido escenario recurrente de conflictos armados y bloqueos severos desde hace más de 15 años. La situación actual, sin embargo, ha superado las crisis previas en magnitud y alcance. El precedente de la segunda intifada, la ofensiva de 2014, y la pandemia de COVID-19 ya habían dejado una economía colapsada y una población altamente dependiente de asistencia internacional. A finales de 2023, el 61% de los gazatíes vivía por debajo del umbral de pobreza.
El asedio impuesto tras el 7 de octubre de 2023 llevó el bloqueo a un nivel sin precedentes, restringiendo el ingreso de alimentos, agua, medicinas y combustible. Los informes de Naciones Unidas destacan que el conflicto ha retrasado el desarrollo humano en Gaza y Cisjordania entre 11 y 16 años.
Impacto económico: colapso y perspectivas sombrías
La crisis humanitaria va de la mano con un colapso económico total. El Producto Interno Bruto (PIB) de la Franja cayó un 83% anual según el Banco Mundial, mientras que la economía de Cisjordania perdió un 17%, afectada por restricciones a la movilidad y la violencia creciente. En todo el territorio palestino, el PIB cayó alrededor de 27% en 2024, la peor contracción en más de tres décadas y muy por encima de episodios traumáticos previos.
El desempleo en Gaza supera el 80% y la pobreza alcanza al 98% de la población. En el cuarto trimestre de 2023, casi medio millón de empleos se perdieron, con un 57% de desempleo en el conjunto de los territorios ocupados. Esta destrucción masiva del tejido productivo ha dejado a la mayoría de los hogares sin fuentes estables de ingreso.
La inflación se ha disparado a niveles históricos: los precios al consumidor han subido un 230% en Gaza, impulsados por la escasez extrema y el colapso de las cadenas de suministro. Los funcionarios públicos reciben únicamente entre el 60% y el 70% de sus salarios, una prórroga de políticas de austeridad que se agudizó con la guerra. Negocios y empresas privadas han desaparecido o están paralizados, intensificando la dependencia de la ayuda internacional.
El acceso a asistencia: un drama cotidiano
La distribución de ayuda humanitaria enfrenta enormes obstáculos logísticos y políticos. La reciente muerte de 73 personas esperando alimentos y la cifra de 38 aid seekers asesinados en los últimos ataques ilustran el peligro que supone, incluso, intentar acceder a ayuda. Las largas filas y las aglomeraciones cerca de los puntos de distribución, bajo amenaza constante de ataques, muestran la desesperación de la población civil.
Organizaciones humanitarias advierten que los recortes y bloqueos a la entrada de suministros están empujando a Gaza al borde de una hambruna generalizada. La desnutrición severa, sobre todo entre la infancia, sigue en aumento: hasta la fecha, 84 niños han fallecido por causas directamente vinculadas a la carencia de alimentos y agua limpia.
Régimen de trabajo y transferencia de ingresos
La crisis económica afecta directamente a los hogares mediante la pérdida de empleos y el corte de ingresos provenientes de trabajadores palestinos con permiso para laborar en Israel. Tras el 7 de octubre, el acceso de 100,000 palestinos a empleos en Israel fue suspendido, una política que ha llevado a la precariedad a sus familias y a la economía de Cisjordania. Israel mantiene, además, la retención de los fondos fiscales que recauda para la Autoridad Palestina, lo que golpea las arcas públicas y la función gubernamental en ambos territorios.
En ciudades como Hebrón, el 80% de los negocios fueron obligados a cerrar por las restricciones y el hostigamiento militar, agudizando el desabastecimiento y la recesión.
Comparaciones regionales y situación global
Si se compara con otras crisis regionales recientes, como la guerra en Siria o el colapso económico en Líbano, la situación en Gaza destaca por la velocidad y amplitud de su deterioro. El costo estimado de la reconstrucción de Gaza alcanza los 53,000 millones de dólares, según organismos multilaterales, superando crisis precedentes en la región. Estos montos reflejan no sólo la destrucción de infraestructura, sino la desintegración del entramado social y productivo.
Además, la desnutrición y la crisis sanitaria amplifican riesgos de brotes de enfermedades y agravan la mortalidad, como ocurrió en el Yemen tras años de conflicto y bloqueo. La dependencia absoluta de la ayuda internacional en Gaza es comparable sólo con los escenarios más drásticos de emergencia humanitaria en las últimas décadas.
Reacción internacional y presión por un cambio
La conmoción global por la magnitud de la tragedia ha movilizado a la sociedad civil y a organismos internacionales. Oleadas de protestas en ciudades como Nueva York, Londres y París han reclamado un alto al fuego y la apertura inmediata de corredores humanitarios sin restricciones. Las Naciones Unidas y ONGs reiteran llamados a Israel para que levante el bloqueo y permita el acceso de insumos críticos para la supervivencia de la población.
Sin embargo, la urgencia de la situación se mantiene ante el escaso avance en la diplomacia internacional y la reiterada denuncia de acceso insuficiente a las zonas más afectadas de la Franja.
El futuro de Gaza: desafíos monumentales
Las perspectivas son sombrías. El tejido social está profundamente dañado por la muerte, el desplazamiento (que alcanza actualmente al grueso de la población), y la falta de oportunidades educativas y laborales. El capital humano, base imprescindible para la recuperación, ha sido golpeado por la muerte, las heridas físicas y el trauma psicológico.
Cualquier escenario de reconstrucción requerirá esfuerzos internacionales extraordinarios, estabilidad política y la restauración de derechos básicos, condiciones actualmente distantes. En ausencia de un acuerdo de cese al fuego y una apertura sostenida de los pasos fronterizos, la crisis amenaza con perpetuarse, dejando secuelas para varias generaciones.
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La situación en Gaza constituye la crisis humanitaria y económica más grave en décadas a nivel regional, con indicadores de pobreza, mortalidad y destrucción sin precedentes contemporáneos. Mientras la presión internacional aumenta, la urgencia de medidas que garanticen el acceso humanitario y la recuperación a largo plazo es cada vez mayor.